Hacia un esquema conceptual de diversos estilos de gestión penitenciaria
Recepción
13/04/2020Aceptación
20/05/2020
Este artículo describe cuatro tipos de modelos históricos de gestión penitenciaria
y los esfuerzos para desarrollar políticas de gestión más eficaces. El modelo
autoritario se caracterizó por un sistema arbitrario de poder centralizado – la
regla de un solo hombre (el director de la prisión) y por el control social
represivo. El modelo legal burocrático tendió a reemplazar al modelo
autoritario. En el proceso de burocratización de las cárceles, las asambleas
legislativas y los gobernadores exigieron que los principios, normas y
regulaciones fueran formulados para racionalizar la política y la práctica
penitenciaria, por lo que el poder se descentralizó. En el tercer modelo, el
modelo de poderes compartidos, a los reclusos se les ha otorgado cierto poder en
la gestión de la prisión, para que compartan, junto con la administración local y
la oficina central, una voz en el funcionamiento de la institución. Este modelo va
acompañado de una ideología rehabilitadora y democrática. El cuarto estilo de
gestión penitenciaria, el modelo de control por parte del recluso, es una
extensión lógica del modelo de poderes compartidos. En este modelo, los
reclusos, a través de asociaciones grupales formales o informales, le han quitado
el poder a la administración, de modo que determinan la política penitenciaria.
La política de penitenciaria necesita un estilo equilibrado que evite la anarquía
del modelo de control por parte del recluso y la represión del modelo autoritario,
para que los presos tengan un estilo de vida ordenado y beneficioso en la prisión.
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Toward a conceptual schema of prison management styles
This article described four types of historic prison management models, and the
efforts to develop more effective management policies. The authoritarian model
was characterized by an arbitrary system of centralized one-man rule (the prison
warden) and repressive social control. The bureaucratic-lawful model tended to
take the place of the authoritarian model. In the process of bureaucratizing
prisons, State legislatures and Governors demanded that principles, rules, and
regulations be formulated to rationalize correctional policy and practice, so the
power was decentralized. In the third model, the shared-powers model, inmates
have been granted some power in the governance of the prison, so that they
share, along with local management and the central office, a voice in the
operation of the institution. This model is accompanied by the rehabilitative and
democratic ideology. The fourth style of prison management, the inmate-control
model, is a logical extension of the shared-powers model. In this model, the
inmates, through formal or informal group association, have effectively taken
power away from the administration, so that they determine prison policy.
Corrections policy needs a balanced style that will avoid the anarchy of the
inmate-control model and the repression of the authoritarian model, to the end
that inmates will have an ordered and useful lifestyle in prison.