De entre los grandes penalistas en la transición del S. XIX al XX sobresalen por encima del resto especialmente Karl Binding y Franz v. Liszt. El primero está vinculado de manera inescindible con la dogmática jurídico-penal y la teoría de las normas. Franz v. Liszt, por el contrario, es considerado habitualmente el gran político-criminal. Esta imagen no es a buen seguro falsa, sin embargo, en lo que se refiere a Franz v. Liszt, su obra y su trascendencia para el Derecho penal contemporáneo, resulta demasiado simplista. El presente trabajo constituye una revisión de esta imagen. Se trata, por un lado, de poner de manifiesto la trascendencia, hoy ampliamente infravalorada, de Franz v. Liszt para el desarrollo del sistema del delito actual, al mismo tiempo que se desacredita el reproche del naturalismo y positivismo que con tanta frecuencia se le dirige al pensamiento de v. Liszt. Por el otro lado, se trata asimismo de relativizar en cierta medida la imagen de v. Liszt como “figura carismática” de la política criminal.
—
Franz von Liszt – Work and Impact
Among the greatest criminal law experts at the turn of the XX Century two names always appear above
all: Karl BINDING and Franz V. LISZT. Karl BINDING is inevitably attached to criminal law doctrine and
standards theory. On the contrary, Franz V. LISZT is usually referred to as the great specialist in criminal
policy. This approach is not incorrect. However, when it comes to the work of Franz V. LISZT in particular
and it significance to contemporary criminal law, this appreciation seems too simplistic. The following
paper delineates a review of this image. On one side, this is an attempt to reveal the significance of Franz V.
LISZT (nowadays widely underestimated) for the development of the contemporary tripartite system’s
approach to the analysis of criminal liability («criminal act system») and, simultaneously, an attempt to
impeach the accusation of naturalism and positivism that frequently is attributed to V. LISZT’s way of
thinking. On the other hand, this is an attempt to put in perspective the criminal policy’s “charismatic
figure” image of V. LISZT.