Desde campos como la ética se han erigido críticas en contra de la teoría que han tenido una cierta repercusión en Criminología. Louden ha señalado que los críticos antiteoría realizan una serie de asunciones sobre la teoría que no se cumplen en la realidad, pero en este artículo encontramos pruebas de que muchas de estas asunciones son plausibles. Algunos autores han sugerido que la Criminología podría centrarse en la investigación empírica y en la prevención y evitar el pensamiento teórico. Sklar señala tres importantes razones para el escepticismo que igualmente son aplicables a la teoría criminológica pero, a pesar de ello, la mayoría de los críticos no rechazan la teoría en su conjunto sino únicamente algunos aspectos de la misma, generalmente relacionados con su uso por parte de la Criminología positiva mayoritaria. El delito es entendido como un campo de disputas sobre los discursos y las prácticas de modo que existen luchas, incluyendo luchas lingüísticas, acerca de las demandas sobre criminólogos y sus audiencias. Este artículo mantiene que la antiteoría ofrece consideraciones que no pueden ser ignoradas y tiene potencial para mejorar la teoría en nuestro terreno, si bien la pseudoteoría –un producto fácil de consumir– posee un peligro real.
Claims against theory have been brought in ethics and have found its way in Criminology. Louden has raised doubts about the assumptions that antitheory critics make regarding criminological theory, but, instead, this paper finds evidence of its plausibility. Some authors have suggested in this line that Criminology could focus in empirical and prevention research and avoid theoretical thinking. Sklar mentions three important reasons for skepticism that equally apply to criminological theory but, in spite of them, most critics do not reject theory altogether, but just some aspects of it, usually related to its use in mainstream, positive Criminology. Crime is understood as a field of disputes about discourses and practices so that there are fights, including linguistic ones, regarding the demands on criminologists and their publics. This paper argues that antitheory offers considerations that cannot be ignored and holds a potential to improve theory in our context, but that pseudotheory –a product easy to consume– poses a real danger.